Limpia el
calabacín, córtalo por la mitad a lo largo y quítale las pepitas. Hierve el
calabacín en agua salada durante unos 15 minutos, o hasta que esté tierno. Trocea la
cebolla y fríela ligeramente en aceite de oliva. Vacía los
calabacines y mezcla su pulpa con la
cebolla y el queso rallado. Sazónalo al gusto y pon la mezcla otra vez dentro del
calabacín. Déjalo cocer en el horno durante unos 5-10 minutos en el horno, hasta que esté dorado.