Precalienta el horno a 180°C y engrasa la bandeja con un poco de mantequilla. Limpia la
espinaca y hiérvela durante 2 minutos. Escurre la
espinaca en un colador grande intentando quitar el máximo de agua posible. Fríe la
cebolla en 20g de la mantequilla durante 2 minutos o hasta que esté tierna. Pon la
espinaca en un cuenco grande, añade la cebollaeta, el queso Feta, la
cebolla frita, el perejil, el eneldo, la sal, pimienta y los huevos y mézclalo todo bien. Funde el resto de la mantequilla. Prepara la pasta de hojaldre. Glasea una lámina con mantequilla fundida, cúbrela con otra lámina y glaséala también. Repite la operación hasta cinco láminas, glaseando la última lámina también. Corta la pasta en tres tiras. Reparte la mitad de la
espinaca entre las tres tiras, poniéndola en el centro de cada una y dejando unos 2,5cm de margen en los bordes. Dobla los bordes por encima de la
espinaca y glaséalos con mantequilla. Dobla los bordes hacia el centro para cerrar. Coloca el hojaldre, con la parte sellada hacia abajo, en la bandeja para el horno. Usa un cuchillo afilado para dibujar un patrón cruzado en la superficie y glaséala con mantequilla fundida. Repite la operación hasta que haya seis empanadas en la bandeja. Cuécelo durante 25 minutos o hasta que esté hichado y dorado.
Puede servirse como entrante o con una ensalada como un primer plato ligero. Fuera de temporada, puede usarse
espinaca congelada.