La uva de mesa es una fuente de carotenoides provitamina A, vitamina C y flavonoides (miricetina y quercetina).

También contiene otro fitoquímico llamado resveratol. Una ración de 125 g aporta aproximadamente un 25 % de la ingesta diaria recomendada de vitamina C, un poderoso antioxidante que protege contra diversos tipos de cáncer y mejora las funciones inmunológicas.

La vitamina A aporta efectos protectores contra trastornos oculares, a la vez que es beneficiosa para el desarrollo de los huesos, el mantenimiento de los tejidos corporales, la reproducción y el desarrollo del papel hormonal y de las co-enzimas. Los flavonoides se encuentran entre los compuestos secundarios presentes en las frutas y hortalizas los cuales, en una dieta variada, se considera que brindan protección contra el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

La uva se ha usado desde hace mucho tiempo por sus propiedades curativas. Es laxante y diurética, y resulta indicada en casos de debilidad o defensas bajas. También es un buen depurativo de la sangre y previene la osteoporosis.

Desde hace muchos siglos se conocen las propiedades medicinales de la uva, y muchas civilizaciones la han usado como depurativo de la sangre y estimulante de las defensas del organismo.

En caso de estreñimiento, conviene consumir las uvas sin pelar y con pepitas, mientras que si las consumen personas mayores o con los órganos digestivos debilitados debe hacerse en forma de zumo.

La uva es laxante y diurética. No es adecuada para diabéticos por su contenido en azúcar y en algunas personas las variedades rojas pueden provocar migrañas.

En la medicina china, la uva está indicada para aquellas personas que sufren falta de energía y de sangre, y en casos de mareos asténicos, tos afonía, palpitaciones y sudoración, dolores reumáticos y escozor al orinar.