La grosella espinosa es una fuente de carotenoides provitamina A, vitamina C, fibra, potasio y flavonoides. La vitamina A es esencial para la vista, el crecimiento, el desarrollo de los huesos, el mantenimiento de los tejidos corporales, la reproducción y el desarrollo del papel hormonal y de las co-enzimas.

El poder antioxidante de la vitamina C puede proteger contra varios tipos de cáncer y intensifica las funciones inmunológicas. La investigación muestra que el consumo de fibra ayuda a proteger contra una serie de trastornos del tubo digestivo, incluyendo el cáncer de intestino. El potasio tiene una función en el metabolismo de la energía. Los flavonoides se encuentran entre muchos de los componentes menores de las frutas y hortalizas los cuales, en una dieta variada, se considera que protegen contra el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

La grosella espinosa contiene propiedades parecidas al arándano, las cuales ejercen una acción mejoradora de la pérdida de visión y son empleadas en especialidades farmacéuticas, indicadas para las alteraciones de retina.

Las bayas poseen pectinas y tomadas en zumo diluido en agua poseen un efecto laxante, depurador y diurético. Determinadas aplicaciones de la pulpa ayudan a la curación de la piel quemada.

Las hojas del grosellero son muy ricas en tanino y sirven para preparar infusiones antidiarreicas y diuréticas. Igualmente, las hojas ejercen una importante acción antiinflamatoria sobre la artrosis y los reumatismos en general, sin tener inconvenientes gástricos de los medicamentos tradicionales. Así, el efecto antiinflamatorio, ligado a su acción diurética y eliminadora de deshechos del organismo, permite que sea aconsejado en tratamientos de gota.