Roja o negra, la grosella es una buena fuente de vitaminas. La grosella roja debe consumirse preferentemente madura y fresca, ya que de este modo conserva todo su valor nutricional. Su contenido en flavonoides y en vitamina B ayuda a fortalecer los capilares, protege los tejidos corporales y previene la arterioesclerosis, la apoplejía y la diabetes.

La grosella negra y roja se recomiendan a las mujeres durante el embarazo y la lactancia y al mismo tiempo participa en el desarrollo de los huesos del recién nacido. La grosella estimula la mejora del sistema inmunológico, la respiración y tiene propiedades diuréticas.

Las grosellas son frutas diuréticas indicadas en caso de hipertensión. Además previenen catarros y enfermedades gastrointestinales.

Las grosellas rojas eran recomendadas por los médicos de la Edad Media para el tratamiento de diversas enfermedades de los órganos digestivos.

Son frutas diuréticas y se pueden consumir sin problemas en casos de hipertensión. También son un remedio eficaz contra la diarrea.

Las grosellas rojas y negras son eficaces en la prevención y cura de la gripe y otras enfermedades catarrales. Sus ácidos estimulan el funcionamiento intestinal y las secreciones de las glándulas digestivas.