Las ciruelas deben enfriarse rápidamente tras la recolección, después se conservan a bajas temperaturas y finalmente se sube la temperatura hasta 18ºC para conseguir la maduración completa.
Es necesario controlar también los niveles de humedad relativa, oxígeno y anhídrido carbónico en la atmósfera.
La ciruela es un fruto
climatérico, por lo que continúa el proceso de maduración tras su recogida. No obstante, hay que elegir bien las fechas de recolección para que el fruto pueda alcanzar un contenido en azúcares deseable. Además, su mayor contenido mejora la conservación del fruto.
En
cultivares de maduración lenta las aplicaciones de
etileno (100 ppm por 1-3 días a 20ºC) son necesarias para una maduración uniforme. Entre este tipo de
cultivares, está el Angelo, el Black Beaut, el Casselman, el Late Santa Rosa, el Kelsey, el Nubiana, el Queen Ann, el Red Rosa y el Roysum.
Las ciruelas son frutos aptos para la conservación frigorífica breve, en función de la utilización del producto (mercado interior, exportación o transformación industrial), de la tendencia a madurar regularmente tras la salida de las cámaras frigoríficas, de la resistencia del fruto a la descomposición interna, de la duración del período de maduración tras la recolección y, por último, de las condiciones
edafoclimáticas.Se puede utilizar la técnica de la
pre-refrigeración situando rápidamente las ciruelas en condiciones térmicas de conservación, bien con agua (hidro-refrigeración) o con aire forzado para mantener la calidad del fruto.
El período de conservación en frío es, generalmente, de 15-30 días, y posteriormente los frutos se someten a temperaturas elevadas constantes (18ºC) hasta conseguir una maduración plena y una parcial recuperación de las cualidades
organolépticas.También es muy necesario el mantenimiento de una elevada humedad relativa durante la conservación de la fruta para evitar su deshidratación. Las ciruelas para secado se someten a un flujo constante de calor (85ºC), con aire forzado, hasta reducir la humedad a un 22% y antes de su comercialización se rehidratan hasta el 35%.
Las ciruelas se adaptan mejor a los sistemas de conservación en Atmósfera Normal (AN), aunque existen excepciones; así, las variedades Nuviana y El Dorado se adaptan bien a las
Atmósferas Controladas (AC), con niveles de 11% de O2, 7% de CO2 y temperatura de 0-1ºC, pudiendo permanecer en estas condiciones aproximadamente 80 días.
Los efectos positivos de las atmósferas controladas durante el almacenamiento y embalaje consisten en el mantenimiento de la firmeza y del color de fondo de fruta, es decir, las AC mantienen la calidad de los frutos, reducen las alteraciones poscosecha y las pérdidas de sólidos solubles (la mayor aceptación del consumidor se logra con fruta de alto contenido).
La vida útil varía entre los cultivares, siendo afectada significativamente por manejo de temperatura. Se consigue la vida útil máxima cuando la fruta es almacenada aproximadamente a 0oC y puede variar entre 1 y 8 semanas.
En el sitio Web de la sección de poscosecha de la Universidad de Davis, (
http://postharvest.ucdavis.edu/Produce/ProduceFacts/Espanol/Ciruela.html ) figuran los índices de cosecha y calidad, la madurez máxima, la temperatura y la humedad relativa óptimas, la tasa de respiración, de producción de
etileno y sus efectos, así como los efectos de las AC y de genotipo y prácticas culturales en la vida poscosecha. También podemos encontrar las fisiopatías y
enfermedades que pueden afectar a las ciruelas y como combatirlas.