Mandarina, Citrus reticulata / Rutaceae
Beneficios para la salud
Al igual que la naranja, la mandarina fresca es baja en calorías. También es una buena fuente de fibra, potasio y vitamina C. Esta vitamina puede influir en una serie de estados fisiológicos, particularmente en la reducción de nitrosaminas, las cuales poseen efectos cancerígenos. El cáncer de estómago es menos frecuente en aquellos cuya dieta es rica en vitamina C. Se ha indicado que la capacidad antioxidante de la vitamina C puede proteger contra diversos tipos de cáncer, a la vez que intensifica las funciones inmunológicas. La mandarina también contiene folato, una vitamina del complejo B que guarda relación con la salud durante el embarazo, aunque su concentración no sea tan alta como la de la naranja.
Además, la mandarina (y otros frutos relacionados) es una fuente primaria de betacriptoxantina en la dieta. La betacriptoxantina es un carotenoide no provitamina A con propiedades antioxidantes. Las dietas ricas en carotenoides están asociadas a una disminución del riesgo de contraer cáncer y enfermedades cardiovasculares. Las mandarinas tambien contienen los fitoquímicos D-limoeno, cumarina, flavonoides y terpenes. Estos compuestos ayudan a disminuir el riesgo de cáncer.
PBHF
Tradición popular
La mandarina es adecuada para tratar las úlceras, la vesícula, es buena para la fiebre, la anorexia, la tos y la intoxicación etílica.
Las personas con llagas bucales o cuyas defecaciones sean secas deben abstenerse de consumir mandarina.
La mandarina contiene una sustancia llamada hesperidina que posee propiedades bronquiodilatadoras y antiinflamatorias, es adecuada en el tratamiento de las úlceras y favorece el correcto funcionamiento de la vesícula.
El aceite volátil que posee puede estimular el aparato digestivo, propiciando la expulsión de los gases acumulados en el intestino y en el estómago y favoreciendo la digestión.
La mandarina abre el apetito, humedece los pulmones y elimina la tos. Es útil para tratar la fiebre, el hipo, la anorexia, la tos con flemas y la intoxicación etílica.
De las mandarinas se puede consumir su pulpa o zumo o bien se pueden majar con cáscara aplicando la pasta obtenida.
No deben consumir mandarinas en abundancia aquellas personas que padezcan de llagas bucales, ni aquellas cuyas defecaciones sean secas y duras.